Gracias, Mtra. Flor

Primaria

Casi no hay cosas imposibles para quien sabe trabajar en la vida magisterial.

En esta frase encierro un largo y fructífero caminar en tu desempeño docente en la primaria del Centro Escolar Aparicio.

Ha sido muy fácil describir tu presencia laboral, porque es muy bueno y positivo lo que hay que decir, en cada paso, en cada acción, en cada actividad, pude apreciar una vocación llena de amor, paciencia, sabiduría, entrega, fina atención y buena actitud.

Una cooperación generosa acompañada de una disciplina férrea y la vivencia de una verdadera fraternidad para con todos.

Debo decir también que en cada expresión de tu desempeño y de tu actuar, fuiste una maestra congruente, poniendo en práctica la educación franciscana con plena conciencia misionera, al cumplir fielmente con la encomienda educadora de San Francisco de Asís.

Lo más significativo de tu labor educativa, es la hermosa imagen que fuiste perfilando y construyendo pacientemente día con día. Imagen que trascenderá en cada una de las generaciones, que durante treinta años, fueron guiadas, modeladas y atendidas con armonía y creatividad, es importante recordar los mensajes positivos y la secuencia didáctica, expresados en la sesión de títeres de tu autoría que eran parte cotidiana de una clase que resultaba para alumnos y compañeros, alegre y siempre magistral.

En cada niño y niña que pasaron durante estos treinta años, enriqueciendo tu misión educadora tendrás una buena semilla que germinará con el mejor de los recuerdos y el corazón agradecido de los padres de familia.

Maestra Florecita, a nombre de Directivos Franciscanos, maestros y maestras que formamos parte de tu vida escolar, pedimos a Dios siga derramando en ti abundantes bendiciones.

Muchas gracias, por ser ejemplo para muchos. Paz y Bien.

Atentamente
Maestra María Guadalupe Merino Muñoz.

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